El Niño Miedoso

Una de las características más notorias de los niño es su gran imaginación.



Por eso mismo no les es fácil diferenciar entre lo real y lo que no lo es. Incluso concientes de esto, muchos adultos se entretienen contándoles historias de brujas y monstruos, o haciendo narraciones que los impresionan treméndamente. 

También es común aterrorizarlos con personajes terribles que se llevan a los niños cuando no obedecen a sus padres. Debido a su imaginación, los niños expanden los hechos y magnifican los personajes. De esta manera se les enseña a tener miedo de todo lo que les rodea.

El pequeño se sentirá amenazado en la oscuridad, temerá hasta a los animales más pequeños, a los extraños y a todo lo que no conozca. Su inseguridad así sembrada perdurará hasta la edad adulta, pudiendo degenerar en casos clínicos graves. 





Para no crearle temores, hay que tener cuidado con los cuentos que se leen o con los que los mayores les narramos, así como con las películas o los programas de televisión que les permitimos ver. Además, cuando los padres tienen miedo a ciertas cosas como a los insectos, a la oscuridad o a los perros, es recomendable no expresarlo abiertamente, sobretodo si los niños están presentes.

Tampoco debemos obligar al niño a enfrentarse a lo que le causa temor, como dejarlo solo en un lugar, acercarlo a un animal que lo asusta o sumergirlo en una piscina, por dar algunos ejemplos. 


Esto, además de innecesario es perjudicial, pues el niño superará sus temores a su debido tiempo. Si se lo fuerza, podría agravarse y tener un efecto penoso totalmente opuesto al deseado. Siempre que esté asustado hay que prestarle atención y permitirle que exprese el miedo, sin burlas ni actitudes de extrañeza exageradas.


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