Huevo pasado, huevo tibio; huevo seguro. ¿Y la salmonella?

Duro, en tortilla, en bizcochos y hasta en un rico sánguche triple. El huevo es uno de los alimentos naturales más nutritivos y provechosos para los niños. Sin embargo, su consumo debe darse bajo ciertas condiciones de higiene que es necesario conocer, para evitar enfermedades como la salmonelosis.


Siempre hemos relacionado a la bacteria salmonella con el consumo de huevos y no estamos equivocados, pues habita en las cáscaras; de ahí la importancia de su buena cocción. De lo contrario se genera la enfermedad cuyos síntomas más conocidos son la diarrea y la fiebre, con especial severidad en los niños.

Sin embargo, sí es posible aprovechar al máximo las bondades del huevo sin riesgo de contagio por salmonelosis en nuestros hijos; solo debemos observar algunas normas muy sencillas:
  • Comprar huevos sin restos de heces en su cáscara.
  • Informarnos sobre las medidas de salubridad en los corrales donde se recogen (gallinas vacunadas, etc.). Que sean de origen conocido y garantizado.
  • Los huevos no deben tener rajaduras, pues es por ahí por donde se infiltra la salmonella y llega a la yema donde se reproduce y convierte al huevo en un gran riesgo para la salud.
  • Verifica que no este pegado al envase, pues es una señal de rotura.
  • No consumir huevos con más de treinta días desde su postura y en refrigeración. Algunas empresas sellan sus huevos con la fecha de postura, de vencimiento, o ambas.
  • Lavarlos antes de hervirlos.
  • Almacenar los huevos en la nevera o a temperatura baja. En temperatura templada la cáscara se hace más permeable y las bacterias ingresan más fácilmente al interior.
  • Antes de hervir el huevo, observa si flota en el agua. Si es así, deséchalo pues no está fresco y puede ser causa problemas de salud.
  • Los huevos se deben partir al momento de su cocción y ser consumidos de inmediato. En especial los huevos pasados.
  • Cremas, mayonesa y otros productos que elabores con huevos deben consumirse en el día y ser mantenidos refrigerados.
  • Consumirlos de preferencia en casa.





¿Y el huevo pasado, se lo puedo dar?

Los mitos sobre comer huevo pasado están relacionados precisamente con la salmonella. La idea es que, al ser cocidos por menos tiempo, la posibilidad de contagio es mayor. También se supone que la yema a medio cocer es más pesada para el hígado que la cocida por completo.

Ambas cosas no son totalmente ciertas. Si se observan las medidas de higiene anteriores no habrá ningún problema así lo hagamos duro, pasado o tibio, frito o revuelto. Un huevo requiere de 4 minutos en agua hirviendo para estar pasado, tiempo suficiente para eliminar las bacterias. Recuerda siempre consumirlos en el momento, para evitar la infección.

El huevo es considerado una de las fuentes más importantes de proteínas, básicas para el crecimiento de los chicos. Se recomienda su consumo de 3 a 4 veces por semana en los niños, salvo en personas alérgicas o con problemas hepáticos.

También es importante conocer las preferencias de tu hijo. A muchos niños la consistencia de un huevo pasado les resulta desagradable. Si es así, es mejor dárselo duro.

Hay muchas formas sabrosas de consumir el huevo pasado o tibio. Como un homenaje al huevo pasado, te recomendamos este suculento artículo de PequeRecetas.com, donde los huevos hacen las delicias de los chicos de la manera más sencilla, acompañados de tiras de pan tostado calentito para mojar en su yema. ¡¡Mmmmm!!


Imagen: Wikipedia.

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