Cuidado con qué le decimos: Formando la identidad del niño


Para nosotros los adultos pueden parecer comentarios sin importancia, pero para un pequeño es una pauta que los marcará de por vida.

Un niño está buscando constantemente la manera de identificarse, saber quién es y formarse una imagen de sí mismo. Una de las formas de lograrlo es escuchando y aceptando lo que otros dicen de él.

Por eso, los papás debemos tener muchísimo cuidado con lo que le decimos al momento de premiarlo o reprenderlo. El niño dará fácilmente por hecho que si le dicen que es un travieso, pues es un travieso y se debe portar como un niño travieso. Si le dicen, por el contrario, que es el rey del mundo, pues se lo creerá igual y será el más grande déspota que pueda a su corta edad.

Al llamarle la atención, no debemos hacerlo a él como persona, sino a la conducta que ha tenido en ese momento. De lo contrario estaríamos etiquetándolo y reforzando la acción que precisamente no queremos que realice. "¡Cómo eres de torpe!", "¡Eres malo!", son algunos lamentables ejemplos de etiqueta que se suelen cometer.

Debemos dejarlo expresar sus sentimientos, nunca pretender que piense o sienta de una manera, o que no lo haga de otra. No es malo que el niño sienta, es lo más normal del mundo que odie, tenga celos, se enoje, etc. Si le damos la oportunidad de expresar lo que siente, nos será más fácil ayudarlo a que se sienta bien y sabremos guiarlo para controlar y manejar sus sentimientos cada vez mejor.





Demostrémosle que puede tomar sus propias decisiones. Cuando andamos por toda la casa, conversando con la amiga sobre lo que le gusta y no le gusta a nuestro hijo, frente a él, el niño sentirá que no tiene la capacidad de decidir. Pero la realidad es que sabe precisamente qué le gusta y qué no le gusta. Tampoco querramos hacerlo todo por él; ayudémoslo. Así se sentirá capaz y se sabrá valer por sí solo mucho antes.

Debemos también dejarle muy en claro que no lo queremos por las buenas notas que trae del colegio ni por estar siempre atento en el aula, sino porque es quien es. Brindémosle cariño siempre. A veces por falta de tiempo o por cansancio descuidamos los mensajes que le damos al niño cuando, por ejemplo, nos llama para jugar. 


Este termina pensando que lo que hace no tiene importancia o que a papá o a mamá no les justa jugar con él. Cambiemos los mensajes de inmediato. En vez de estarle diciendo que "no nos moleste porque estamos ocupados", regalémosle con un "!qué bonito la pasamos jugando juntos!", "¿qué es ese juego tan bonito que has inventado?", etc.

Resumiendo, para garantizar que los mensajes que se transmiten al niño son positivos y le ayudarán a quererse más a sí mismo, se debe cuidar que cumplan con estas características:
  • No lo descalifiques
  • No lo compares
  • No le transmitas prejuicios
  • Sé realista, no exagerado
  • No lo etiquetes, atribuyéndole un carácter
  • No lo ataques como persona, corrígelo por su comportamiento

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