Fue realmente necesario hacerme la cesárea?

Todo empezó con mi primera hija. Yo estaba preparada y mentalizada para que sea un parto natural, lejos de bisturíes y post operatorios llenos de molestias. Pero ya faltando pocas semanas para el gran día, mi ginecóloga empezó:


"Tienes caderas estrechas, no has considerado la cesárea?". A eso lo condimentó con muchos otros detalles como "has tenido una operación por pólipos", pero no fue muy insistente. Llegado el día y ya con 8 centímetros de dilatación, me llevaron a la antesala de la sala de parto. Esperando que la epidural haga efecto, el cirujano de turno levantó la cabeza de sus papeles para revisar el monitor de los latidos de mi bebé. "Han bajado un poco" y luego se nivelaron. "Han vuelto a bajar, creo que será mejor la cesárea".

Dos horas más tarde estaba en la sala de recuperación dopada, cosida y mamá. El cirujano me explicó luego que la cabecita de mi bebé había "rozado" el cordón umbilical.

Con mi segundo hijo la tuvieron más fácil porque iniciaron la concientización mucho antes. "Ya has tenido una cesárea hace tres años, puede que los tejidos no sean tan flexibles", "yo me especializo en cesáreas" y cosas así. A tanta motivación le sumé una propia: "el seguro no me cubre en otro lado" y finalmente acepté. Esta vez se programó la cesárea para la semana 38. Tendrá problemas en la vista? No te preocupes. Alergias? Las tiene el 50% de la ciudad, pierde cuidado.





Luego de un par de horas, la hermana mayor recibía un lindo obsequio de su hermanito recién nacido.

Tiempo después, conversando con mi pareja y con otros doctores, coincidimos en que habíamos sido gentilmente manipulados usando tres herramientas poderosas de los médicos: el conocimiento, el miedo y la cobertura del seguro; si mi segundo hijo nacía por parto natural, el seguro de la clínica tendría que haberlo cubierto en su totalidad.


A pesar de lo mucho que se difunden los beneficios de un parto natural, también se publican estadísticas sobre el tremendo incremento de las cesáreas. Con cosas como estas estoy cada vez más convencida de que la medicina ha pasado a ser un negocio antes que un servicio de salud.

Ahora, las futuras mamás que quieran un parto natural deben incluir en sus preparativos para dar a luz -además de la mochila al lado de la puerta, los ejercicios de psicoprofilaxis y la dieta- el localizar un médico que promueva este tipo de partos.

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