Una visita al trabajo de papá

Es su ídolo y todo lo que hace es importante. La imagen que tienen los niños sobre sus papás es casi la de un superhéroe, pero como muchas de estas figuras de historieta, también es muy difícil de ver o conversar con él. Llevar a tu hijo a que conozca el lugar en que trabajas es una magnífica oportunidad para acercarte más a él.


Para organizar una visita de tu hijo al trabajo y aprovechar esa experiencia al máximo, es necesario tener en cuenta algunos detalles antes, durante y después de la visita.


Preparando el proyecto

Lo primero es saber qué tan interesado está tu hijo en ir a tu trabajo. Si no deja de preguntarte sobre eso apenas llegas a casa, o si su maestra del jardín te comenta que siempre habla de ti en sus clases o te dibuja en tu trabajo, entonces sí que está interesado.

Lo siguiente es coordinar con tus jefes o coordinadores en qué momento hacerlo. Tal vez te lo permitan en un fin de semana, o en el día en que hay menos carga laboral. Puede que puedas programarlo con tiempo o que te avisen con un día de anticipación. En cualquier caso debes está preparado.

Ten en cuenta que, por más impresionante que sea tu lugar de trabajo, llegará un momento en que tu hijo se aburrirá y querrá regresar a casa. Las visita ideales son de una hora de duración; es un tiempo razonable. Si lo haces en un día de semana deberás coordinar previamente con mamá o con algún otro familiar para que lo recojan.

Avisa a la maestra del jardín sobre lo que estás pensando hacer para que no se preocupen por tu hijo. Al contrario, será una actividad que sin duda podrán aprovechar en clase, donde tu hijo podrá contar, orgulloso y maravillado, las grandes cosas que haces en ese lugar.

Una vez que tengas todo listo, recién puedes comentárselo a tu hijo. Pregúntale qué le parece, si le gustaría acompañarte ese día a la oficina o a la fábrica donde trabajas. Observa su reacción, qué tan entusiasmado está con la sorpresa. Si lo vez desmotivado o desinteresado, no insistas ni te muestres triste. Puede que después él mismo te lo pida.


Gestión en proceso

Al llegar al trabajo cuéntale un poco sobre las normas de la empresa. Háblale del silencio, el respeto al trabajo ajeno, etc.





Permítele que manipule las cosas con que trabajas de manera segura. Que se siente en tu silla, que vea por tu ventana y que conozca a tus compañeros de trabajo. Cuéntale que haces en cada ambiente, con cada máquina que utilizas.

La idea es que se sienta como tú, que entienda lo complejo de tu trabajo. Así valorará también el esfuerzo que haces y lo relacionará con cómo lo beneficia a él ese esfuerzo, incluyendo estar fuera de casa hasta tarde.

Llévalo a que conozca otros ambientes de la empresa. Lo que hacen ahí otras personas. Esto le ayudará a entender que eres parte de un equipo y que todos juntos hacen posible que la empresa ofrezca lo que ofrece, sea un producto o un servicio, de la mejor manera y a muchísima gente.

En el caso de un fábrica, cuida especialmente el tema de la seguridad. Evita la cercanía a máquinas, materiales o sustancias peligrosas.

Al final del paseo, comparte una rica merienda con tu hijo en el comedor o cafetería del trabajo. Será un primer momento para apreciar el impacto que ha producido la experiencia en tu hijo.


Evaluación de los resultados

Puede ser durante la cena, o a la hora de ir a la cama. Cuando lo creas conveniente, conversa con tu hijo sobre que le pareció tu trabajo. No tiene que ser una larga charla, bastará con una conversación casual y rápida. Salvo que tu hijo se muestre realmente entusiasmado. Te sorprenderán muchas de sus respuestas.

La visita al trabajo de papá es una manera de acercar a padres e hijos, especialmente cuando son pocos los momentos que comparten y muchas las preguntas que los niños se hacen sobre qué hace papá todo ese tiempo fuera de casa. También ayuda al niño a comprender conceptos como trabajo en equipo, normas, respeto y esfuerzo.

Organiza una visita a tu trabajo; le darás una gran alegría a tu hijo y te convertirás para él en mucho más que un superhéroe.


Imagen: David Kidd en Flickr.


Comentarios